¿Puede la ciencia explicar por qué las parejas se separan? La anatomía matemática de una ruptura

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La directora francesa Justine Triet en “Anatomy of a Fall”, ganadora del Oscar 2023 al mejor guion original, reconstruye una caída fatal para analizar el colapso de la relación romántica entre Sandra Voyter y Samuel Maleski, la pareja protagonista de la película.

Lejos de ser una excepción, las rupturas como las que se representan en la película son habituales: los datos globales muestran niveles altos de fracaso matrimonial, con un aumento notable hacia finales del siglo pasado.

En algunos países occidentales, hasta el 50% de los matrimonios no superan los 25 años, dando origen a la máxima popular “la mitad de todos los matrimonios terminan en divorcio”. Según Triet, “lo extraño es que una relación funcione. La mayoría son infernales, y la película pretende adentrarse en ese infierno”.

Es importante destacar que las estadísticas de divorcios no reflejan la cantidad de relaciones que son infelices. Tal vez la mayoría son infernales, pero algunos matrimonios hoy son duraderos y parecen más fuertes y amorosos que nunca. Esta dicotomía -fracaso generalizado o éxito excepcional- parece resumir el estado actual del matrimonio en Occidente. Esto se ha denominado el matrimonio de “todo o nada”.

Estudios científicos han establecido que las relaciones románticas tienden a decaer, es decir, que en promedio los niveles de satisfacción se reducen con el tiempo. Las parejas exitosas logran detener esta caída, encontrando un nivel satisfactorio que puede durar indefinidamente. Muchas otras, sin embargo, declinan gradualmente hasta llegar al punto en que romper es solo cuestión de tiempo.

La psicología de las relaciones muestra que el amor por sí solo no basta para mantener a una pareja unida: se requiere esfuerzo. El científico de relaciones John Gottman compara esto con la segunda ley de la termodinámica, donde un sistema cerrado -como un matrimonio- se degenera a menos que se le aporte energía. Como él dice, “si no haces nada para mejorar tu matrimonio pero tampoco haces nada mal, el matrimonio tenderá a empeorar con el tiempo”.

La teoría de “todo o nada” sugiere que las relaciones exitosas requieren una inversión significativa de tiempo y energía. Las parejas que hacen este compromiso serán recompensadas con un alto nivel de satisfacción, mientras que las que no lo hacen, como Samuel y Sandra en la película de Triet, están destinadas al fracaso.

Pero, ¿por qué algunas parejas logran detener esta caída y permanecer felices? Como Samuel y Sandra, todas las parejas comienzan enamoradas y quieren ser felices juntas para siempre. Si asumimos que son compatibles y están dispuestas a hacer el esfuerzo juntos, forman lo que algunos llaman una relación “Adán y Eva”, el arquetipo bíblico de una unión armoniosa y duradera.

El uso de sistemas dinámicos para analizar este modelo de relación confirma la teoría de “todo o nada”. Los sistemas dinámicos son una herramienta matemática para entender la evolución de una variable a lo largo del tiempo. En el caso de las relaciones románticas, nos interesa el “sentimiento” de amor en una pareja. Debido a que se necesita esfuerzo para sostener la relación, se convierte en un sistema dinámico controlado por el esfuerzo: el esfuerzo regula el “sentimiento”, con el objetivo de hacer que el “sentimiento” dure para siempre.

Aplicando esta teoría del control del esfuerzo, nuestra investigación ha encontrado que una relación exitosa requiere un esfuerzo más allá del nivel preferido por las parejas, y que esta brecha de esfuerzo es difícil de sostener a lo largo del tiempo.

Como dice Sandra Voyter en la película de Triet, hay veces en que una relación es caótica, otras cuando luchas solo, a veces junto a tu pareja y a veces contra ella. La relación de Samuel y Sandra tiene elementos en común con la de cualquier otra pareja. El punto de partida es muy alto: el “sentimiento” está en su apogeo, y existe la creencia compartida de que nunca terminará. Ambos están dispuestos a contribuir a la felicidad de la relación haciendo sus propios esfuerzos individuales y ambos saben que algún tipo de conmoción o evento externo alterará este estado eventualmente.

En términos generales, las parejas con el mismo trasfondo socioeconómico, cultural o religioso -conocidas como parejas homogámicas- son más estables. Sin embargo, muchas parejas son heterogámicas, lo que significa que difieren en uno o más de estos aspectos.

La heterogamia puede ir más allá de las circunstancias individuales: en su nivel más elemental, puede reducirse a una falta de correspondencia o desequilibrio en la eficiencia con la que un miembro de la pareja transforma el esfuerzo en “sentimiento” o felicidad. Tal disparidad puede llevar a niveles asimétricos de esfuerzo para lograr que la relación sea exitosa, ya que ya son más altos de lo que ambos miembros preferirían hacer.

Este es el caso en la relación de Samuel y Sandra: en un momento de la película, Samuel señala este desequilibrio, y Sandra responde que no cree que una pareja deba hacer esfuerzos iguales, diciendo que encuentra la idea deprimente.

Nuestros últimos modelos computacionales para evaluar la dinámica de los niveles de esfuerzo desequilibrados en las parejas nos permiten simular la evolución de la felicidad en una relación, tanto en ambientes predecibles como con niveles variables de incertidumbre. Nuestras simulaciones sugieren que Sandra tiene razón: cada pareja no tiene que hacer el mismo nivel de esfuerzo.

Una de las escenas de la película, donde Sandra y Samuel se reprochan los esfuerzos hechos o no hechos para sostener la relación, muestra las dinámicas de pareja negativas típicas, donde cada uno tiene algo que reprocharle al otro. La película también sugiere que Samuel ha hecho o está haciendo más esfuerzo que Sandra en su relación. Nuestro análisis muestra, quizás sorprendentemente, que el miembro más eficiente emocionalmente debe hacer un mayor esfuerzo para mantener la relación. En la película, parece que este es Samuel.

Nuestro análisis también muestra que cuando la pareja se ve sometida a un episodio estresante, ambos deben aumentar sus niveles de esfuerzo para que la relación sobreviva. Sin embargo, el esfuerzo del miembro más eficiente debe aumentar más. En el film, la relación de Sandra y Samuel se enfrenta a una tremenda desgracia, que tiene un efecto prolongado y pronunciado en su arco narrativo. Por eso Samuel se siente mucho más estresado que Sandra.

Las matemáticas ofrecen un resultado acorde con la trama de la película: la continua sobreexigencia del miembro más eficiente emocionalmente -amplificada por un período prolongado de crisis- lleva a la relación a desmoronarse. En el caso de la película, esto también lleva a la caída de Samuel.

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