George Russell asegura su futuro con Mercedes, pero la sombra de Verstappen sigue presente

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El jefe del equipo Mercedes de Fórmula 1, Toto Wolff, lo dijo con aparente tranquilidad: “Confirmar a nuestros pilotos era solo cuestión de cuándo, no de si”. Con esa frase, el dirigente anunció oficialmente que George Russell y el joven italiano Kimi Antonelli continuarán en el equipo de Brackley en 2026.
Sin embargo, durante buena parte de esta temporada, la realidad fue bastante menos serena de lo que sugiere el comunicado.

La figura de Max Verstappen, cuatro veces campeón del mundo, ha planeado sobre Mercedes desde principios de año. Tanto Russell como Antonelli sabían que el nombre del neerlandés estaba en la agenda de Wolff, aunque oficialmente el austriaco tratara de negarlo. En marzo, durante el Gran Premio de Australia, Wolff aseguraba que “un movimiento por Verstappen no está en el radar”. Pero en el paddock todos entendieron lo mismo: lo decía porque sabía que atraer a Max era complicado, no porque no lo quisiera.

De hecho, Mercedes ya había intentado ficharlo el año anterior. Las conversaciones existieron, y este año se repitieron, aunque sin éxito. Fue el propio Russell quien reconoció públicamente lo que ocurría, durante el Gran Premio de Austria:
“Es normal que haya conversaciones con pilotos como Verstappen”, dijo con naturalidad. “Pero si sigo rindiendo como hasta ahora, no tengo de qué preocuparme. En todos los equipos hay dos asientos”.

Russell venía de lograr una contundente victoria en Canadá, en la que superó a su compañero Antonelli y al propio Verstappen, lo que reforzó su posición interna. Sin embargo, la presión no desapareció. En Hungría, cuando Verstappen puso fin a los rumores afirmando que “era hora de acabar con las especulaciones”, Russell dejó entrever el desgaste que la situación había provocado en él.

“Los últimos meses no han sido los más tranquilos”, admitió entonces. “Sabía que existían intereses distintos, pero mi trabajo es rendir y reducir los riesgos. Confío en Toto y en el equipo, aunque para Kimi y para mí ha sido un periodo complicado”.

La situación parecía injusta para Russell. No solo superó a Lewis Hamilton en dos de las tres temporadas que compartieron garaje, sino que en 2025 está demostrando que puede liderar Mercedes con madurez. Pero la Fórmula 1 es un deporte cruel: incluso los pilotos más sólidos viven con la incertidumbre de que siempre hay alguien más codiciado. Y en el caso de Russell, ese alguien es Max Verstappen.

La jerarquía de la parrilla: Verstappen en la cima

Russell figura entre los mejores pilotos de los últimos años, pero la jerarquía en la F1 es innegable, y Verstappen ocupa el primer puesto. Si el neerlandés hubiese estado realmente disponible, Mercedes habría hecho todo lo posible por ficharlo, aunque eso significara sacrificar a Russell. En teoría, el candidato lógico para salir sería Antonelli, el novato que todavía busca regularidad. Pero pocos creían viable una convivencia entre Russell y Verstappen: ambos se respetan, sí, pero su relación está lejos de ser amistosa. Su enfrentamiento público al final de la temporada pasada todavía pesa.

Sin Verstappen en el horizonte inmediato, Russell y Mercedes retomaron las negociaciones con más calma. Aun así, las conversaciones se prolongaron. El británico quería garantías y, sobre todo, flexibilidad de cara al nuevo ciclo técnico que comenzará en 2026, cuando entrarán en vigor los motores híbridos de nueva generación, con un mayor componente eléctrico y combustibles sostenibles.

En el paddock se comenta que Mercedes lleva ventaja en el desarrollo de estas nuevas unidades de potencia, pero nadie puede estar seguro. Wolff no reveló la duración exacta de los contratos, solo dijo que ambos pilotos seguirán “hasta 2026”.
Fuentes cercanas al equipo aseguran que el acuerdo de Russell es “multianual”, aunque eso puede significar desde un año con opciones de extensión hasta un contrato cerrado de dos temporadas con opción a una tercera.
Lo más probable es que Russell haya conseguido cierta libertad para salir si el rendimiento del coche no es competitivo el próximo año.

Un ojo en 2026… y otro en Verstappen

La flexibilidad también beneficia a Mercedes. Nadie duda de que Wolff sigue soñando con tener a Verstappen en sus filas. Mucho dependerá de lo que ocurra el próximo año. El cambio de reglamento será tan profundo que ningún equipo puede tener certezas. Y Red Bull, que atraviesa una etapa de declive desde mediados de 2024, no pasa su mejor momento.

Aunque Verstappen logró defender su título el año pasado con una impresionante remontada final, solo ganó dos de las últimas catorce carreras. Esta temporada, su dominio ha desaparecido casi por completo, y su quinto campeonato parece escaparse. El neerlandés, que tiene contrato con Red Bull hasta 2028, podría replantearse su futuro si su escudería no se adapta bien a las nuevas reglas y su motor —desarrollado internamente por Red Bull Powertrains— no resulta competitivo.

Wolff lo sabe, y Russell también. “En este deporte siempre hay presión”, explicó el director de Mercedes hace unos meses. “Estás bajo presión dentro del coche y fuera de él. A veces, la comodidad puede ser más perjudicial que tener un punto de tensión en el sistema. George lo entiende, como cualquier otro piloto”.

Por ahora, Russell ha demostrado que merece el respaldo del equipo y que puede liderar a Mercedes en la nueva era de la Fórmula 1. Pero en la F1, nada es definitivo: los contratos se firman con bolígrafo, pero las lealtades, con lápiz.

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